Nuestra administración de justicia tiene problemas detectados:
La politización de la justicia. A veces la justicia responde en casos concretos, en una velocidad determinada.
La falta de capacidad en algunos de los organismos, encargados de administrar la justicia.
La falta de unificación en los organismos rectores, para la ejecución de algunas medidas.
La falta de rendición de cuentas, de las autoridades hacía la ciudadanía.
Las instituciones penales y penitenciarias no funcionan bien.
La falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades, cuando se conoce por algún medio, que se ha resquebrajado el orden legal.
Deficiente presupuesto otorgado.
Carencia de integridad, en algunos funcionarios.
La mora judicial.
La falta de estabilidad, en algunos operadores judiciales e investigadores.
La justicia selectiva.
¿Qué debiera hacerse de inmediato?
Que la corte, los tribunales, los juzgados y las fiscalías se autorregulen, estableciendo un método que permita fiscalizar internamente los expedientes en cada despacho, de tal manera que prohíba que un magistrado, juez o fiscal, se quede mucho tiempo con un expediente en su escritorio.
Que comiencen las auditorías forenses en los juzgados, tribunales y fiscalías.
“Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía.” Séneca