Representantes de la Iglesia Católica elaboraron un borrador del pacto ético electoral con miras al proceso de elecciones del 2014 y lo han presentado a los medios de comunicación social.
El documento para que tenga algún grado de utilidad, a mi juicio, debe incorporar a los medios de comunicación social no solamente para contribuir a crear un clima electoral de confianza, de seguridad y de transparencia. “En el que impere el más estricto respeto a la dignidad de las personas”, sino también para que permitan en sus programas de opinión, la igualdad de condiciones, a todas las corrientes políticas; a difundir las noticias políticas con objetividad y sin favoritismo y a promover el debate democrático de ideas entre los actores.
Respecto del gobierno; para que no utilice los recursos del Estado en promoción y/o cuñas, propagandas y programas, que pudieran proyectar a funcionarios aspirantes a cargos de elección popular y para que no utilice, los actos de inauguración de obras públicas, para propaganda política, entre otros tópicos.
No tan solo los partidos deben firmarlo, sino los candidatos por la libre postulación, para que no difundan directamente o por interpuestas personas o agrupaciones, mensajes, que ofendan la dignidad humana; no incurran en uso de diatribas, irrespeto, calumnia, injuria, violencia o atente contra las leyes de la República y para que centren las campañas electorales, al debate de las ideas y programas a implementarse, para solucionar problemas detectados.
Ahora bien, no debe imponerse a ningún estamento propuesto por el clero, para que sea el tercero imparcial receptor del pacto y capacitado por las partes, para llamar al orden a los infractores del compromiso, debido a que no estamos en la edad media, sino que debiera ser del consenso de los actores, de donde surja el ente competente para tal fin
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